Yerma narra la historia
de una mujer campesina quien anhela nada más que engendrar un bebé. El argumento
es sencillo, pero está lleno de poesía, misticismo y simbolismo, elementos que
componen su complejidad. El uso abundante de símbolos puede ser insoportable o
pesado, lo que se aleja el lector. El carácter inquietante de la obra se queda
contigo y se hace preguntar por qué la Iglesia Católica ejerce control sobre como el
amor debería ser.
La compañía teatral
desempeñó la gran fijación de Yerma con precisión y fervor. Lo que no hubiera
parecido tan evidente en el texto fue sacado a la luz por la dirección
artística de Miguel Serrano. A veces no resultó y a veces sí. En la
representación de Serrano, la tensión sexual entre Yerma y Juan se hace más
palpable cada vez que se inclina hacia el uno al otro a punto de besarse. Esta
tensión no solo es recocida sino resta el poder de las palabras de Lorca que insinúan
su deseo carnal sin decir abiertamente que quieren tener el sexo. Sin embargo, el
efecto de la tela cayendo de las manos de Yerma, que representa su incapacidad
de tener lo que quiere más mientras que todas las otras mujeres tienen hijos,
contribuye más al sentido de su desesperación, preparando los espectadores por
la última escena donde termina la vida de su marido.
No comments:
Post a Comment