10 April 2012

Yerma


Yerma narra la historia de una mujer campesina quien anhela nada más que engendrar un bebé. El argumento es sencillo, pero está lleno de poesía, misticismo y simbolismo, elementos que componen su complejidad. El uso abundante de símbolos puede ser insoportable o pesado, lo que se aleja el lector. El carácter inquietante de la obra se queda contigo y se hace preguntar por qué la Iglesia Católica ejerce control sobre como el amor debería ser. 

La compañía teatral desempeñó la gran fijación de Yerma con precisión y fervor. Lo que no hubiera parecido tan evidente en el texto fue sacado a la luz por la dirección artística de Miguel Serrano. A veces no resultó y a veces sí. En la representación de Serrano, la tensión sexual entre Yerma y Juan se hace más palpable cada vez que se inclina hacia el uno al otro a punto de besarse. Esta tensión no solo es recocida sino resta el poder de las palabras de Lorca que insinúan su deseo carnal sin decir abiertamente que quieren tener el sexo. Sin embargo, el efecto de la tela cayendo de las manos de Yerma, que representa su incapacidad de tener lo que quiere más mientras que todas las otras mujeres tienen hijos, contribuye más al sentido de su desesperación, preparando los espectadores por la última escena donde termina la vida de su marido.

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