Este fin de semana fue muy divertido, porque
Barcelona es una ciudad maravillosa.
Hay tanto que ver que no se puede hacerlo en un par de días, y lo más
difícil era escoger lo que se debe visitar. En fin, fuimos a La Pedrera (Casa Milà), el Hospital Sant Pau,
y el Park Güell.
Primero fuimos a La Pedrera, un edificio de
apartamentos construido por Antonio Gaudí, el arquitecto famoso de
Barcelona. Tiene una fachada
curvada, porque Gaudí no creía en las líneas rectas. También tiene balcones con formas de hojas. Es un edificio muy único. Entramos en La Pedrera y subimos al
techo, donde hay una terraza bellísima.
Caminamos por la terraza en el aire libre, con sus chimeneas muy
interesantes. Algunos me parecen
como cabezas de figuras, otras como humo blanco. Las chimeneas de la terraza dan fuerza a la idea de que
Gaudí era gran creador, y muy único.
La mejor manera a aprender sobre la arquitectura modernista es ir a
Barcelona para verla.
La parada segunda fue el Hospital Sant Pau, un
edificio modernista construido por Lluís Domènech i Montaner, otro arquitecto
modernista catalán. Es un edificio
tan grande, decorada con muchos elementos naturales: flores, hojas, y árboles,
como es típico del estilo modernista.
Ya no es un hospital funcionando, sino una atracción turística y otro
ejemplo puro del modernismo en Barcelona.
Por la tarde, mis amigas y yo fuimos al Park
Güell. Este sitio es tan
fascinante. Fue construido por
Gaudí para su patrón, Eusebio Güell, al principio del siglo XX. El propósito original del parque fue un
barrio para la gente rica, pero nadie quería vivir allí. Por eso, hay solamente dos edificios
construido por Gaudí en el parque, la casa del portero y el edificio para
recibir visitantes. Son edificios
modernistas, con las líneas curvadas naturales y muy coloridos. Estos edificios están colocados a los
dos lados de la puerta, que abre al parque. Cuando se entra, se ve las escaleras famosas con la
columnata encima. Las escaleras
están llenas de gente, haciendo fotos y admirando a los mosaicos de azulejos
puestos en el estilo de “trencadís,” una palabra catalán que significa
“rota.” Subiendo a las escaleras,
se ve el escudo de Cataluña, con sus rayas rojos y amarillos y la cabeza del
dragón que vence San Jorge, el patrón de Cataluña. Como me di cuenta, Gaudí era un hombre muy religioso y muy
nacionalista. También en las
escaleras del parque se ve la escultura famosísima de la salamandra. Continuando subiendo, llega al
“mercado,” llena de columnas y mosaicos en el techo. Es otra maravilla de Gaudí a crear un espacio abierto, pero
protegido a la vez. Encima del
“mercado,” son los bancos curvados con mosaicos de trencadís. Son bellísimos y se puede sentarse y
aprovecharse de vistas increíbles de Barcelona. Estar en el Park Güell es estar en un mundo de sueños y
fantasías, una escapa caprichoso de la ciudad grande.
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