El fin
de semana pasado, Lindsey y yo fuimos al Grecia. Era una aventura porque fuimos durante la temporada baja. Cuando llegamos a la isla pequeña
Aegina, encontramos un taxi.
Mientras estábamos en el taxi, observé que no había un metro de
dinero. Teníamos miedo porque el
paseo quedó veinte minutos. Pero
el taxista nos sorprendió porque era honesto y nos dio un precio justo.
El
viernes, buscamos protector solar pero desafortunadamente no lo encontramos. Mientras estábamos caminando a la playa,
un perro empezó a seguirnos. Se
quedó con nosotras hacía dos horas.
Al final del día, Lindsey y yo teníamos piel tan rojo como un tomate.
Las
vistas de Grecia son increíbles. Tengo
algunas fotos que me parece como cartas postales. Me alegro que tenía la oportunidad de visitar este país.
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