El fin
de semana pasado fui a Londres para visitar una amiga. Hay unas diferencias interesantes entre
la cultura de Inglaterra y la de Granada.
La primera noche, tomé un taxi.
Estaba un poco nerviosa porque a veces los taxistas de Granada me dan
miedo. Sin embargo, en Londres, el
taxista era muy amable. Cuando salí
del coche, empezaba a caminar a la casa de mi amiga. De repente, el taxista volvió y me dijo que había encontrado
la casa en la otra dirección. Me
trajo gratis en frente de la casa y me esperó hasta que yo estaba seguro. Durante todo de este viaje, cada
persona que me chocó por accidente me dijo “Lo siento.” También, me sonrió cuando miraría a los
ojos por casualidad. Estas
acciones no son normales en las ciudades.
Me dio cuenta de que la gente de Granada actúan como la gente de la
cuidad de Nueva York. En las
calles, todos tienen prisa. Cuando
me choquen por accidente ellos lo ignoran. Me alegro que tengo muchísimos oportunidades aprender y
comparar culturas diferentes.
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